NOTAS SOBRE
“MÚSICA PARA UN ARJÉ” DE ANTONIO ARROYO SILVA
Antonio Arroyo es un poeta de largo
recorrido con un importante número de publicaciones y varios reconocimientos
entre los que destaca el Premio Hispanoamericano de Poesía “Juan Ramón Jiménez”
2018, por su poemario “Las horas muertas”.
Es también un poeta de muchos recursos que
ha ido ampliando y puliendo a lo largo de su proceso creativo y que se muestran
con rotundidad en “Música para un arjé”.
Ilustrativa y significativa la ilustración
de portada con el cuadro de Guiseppe Acimboldo, que ya “dice” del sentido del
poemario.
Un poemario dividido en siete secciones en
las que la música sirve de pretexto para, como se comenta en la contraportada
del libro, intentar crear una “sinfonía” nacida de la idea de que a través de
la armonización y cohesión de elementos imperfectos se puede crear una excelsa
sinfonía.
El arjé es, como se sabe, un término que
alude al origen del mundo sobre el que se manifestaron los filósofos de la
antigua Grecia y en el que el agua, el aire, la tierra y el fuego son los
elementos que suscitan las diversas interpretaciones.
El autor, haciendo uso de la música como
elemento cohesionador y marcando una distancia crítica que le permite acercarse
o aproximarse según dónde se pretenda poner el énfasis, busca esa unidad de lo
diverso con un ritmo en el que se combinan los versos de arte mayor con otros de
arte menor y, sobre todo, el ritmo que impone la propia respiración y que se va
acompasando de acuerdo con las exigencias de las distintas partes de la
sinfonía que se está “componiendo”.
El uso reiterado del encabalgamiento y la
analogía son algunas de las características que definen el modo de hacer del
autor.
Lo popular y lo clásico, lo simple y lo
complejo, lo perfecto y lo imperfecto, son el envés y el revés de una misma
realidad en la que estamos inmersos.
La “audición” de esta sinfonía procurará
sin duda al lector dos elementos esenciales: goce estético y desentrañamiento
de lo que estando aparentemente aislado forma parte de un mismo conjunto.
Añadimos un poema de la sección “Lied del
aire” que, como suele ocurrir, dice más de lo que nosotros podemos apuntar
aquí. Porque es ahí, en el poema donde, en mi opinión, mejor se define la
poesía.
VI
Fúmate el aire, entenderás,
entonces, que mi sino no es jugar
con las palabras mientras me respiras
y toses al vacío de la página.
El agua te sosiegue en la conquista,
te dé la mano y acoja en el sosiego
la última bocanada de mí
que inhales. No somos aire,
somos el humo
que a la muerte sisamos.
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