CUANDO, SIN ESPERARLO, SE DAN LAS CONDICIONES SUBJETIVAS
Un quiebro en la mirada en un lugar propicio
-pongamos en un parque y que es otoño-
puede ser el anuncio de una revolución
de imprevisibles consecuencias.
Como cuando en los bordes de lo oscuro
sin que nadie lo intuya se desteta la luz
y resucita al cuerpo domeñado
sacudiéndole hombros y memorias.
Un quiebro en la
mirada en un lugar propicio
puede ser el presagio de una revolución
de imprevisibles
consecuencias:
fundirse en otro cuerpo hasta romperse.
Pongamos en un parque y que es otoño.
Imagen: Max Gasparini.