PÉRDIDAS
Se le iba toda la sangre de la cabeza,
así, sin avisar, como una muchacha rebelde se le iba,
como una mariposa persiguiendo el polen de una flor,
como un barco enloquecido partiendo al alba.
Se le iba la sangre de las manos,
así, sin consideración, sin despedirse se le iba,
como un ave que siente y que presiente que se ahoga,
como un pez que se marcha en la mitad de un sueño.
Se le iba de los pechos la sangre,
así, sin por lo menos dejar algún trocito se le iba,
como un loco de amor que sale desesperado
a buscar a la amada bajo una lluvia torrencial.
Y ella allí, combatiendo los ataques del frío,
oteando a lo lejos, esperando el retorno,
esperando a que la sangre se arrepintiera,
esperando oírla llegar aunque fuera bien entrada la noche.
Del poemario inédito: “Voces”
Imagen: Käthe Kollwitz