HOMENAJE A AGUSTÍN MILLARES SALL
Cerrado por duelo, no.
Abierto por alegría.
A.
M.
Grave la voz, el gesto comedido,
rotunda la palabra, una paloma
partiendo de lo alto de una loma
con ritmo trepidante, enardecido.
Una mirada limpia, una trinchera,
la música verbal con sus acentos,
el arte de enlazar los sentimientos:
otoño que se escribe primavera.
El mar que le da cauce a la alegría
desnudando la luz en la espesura,
el verbo convertido en partitura
como una prodigiosa sinfonía.
Mensaje que navega en la botella,
el grito que se extiende por el cielo,
un sueño a la deriva, el firme anhelo
en la metamorfosis de
la estrella.
Una pasión que nace y desemboca,
la lucha que se emprende por la vida,
un pájaro que escapa por la herida
como un dolor que
escapa por la boca.