domingo, 11 de septiembre de 2016

SOBRE LA POESÍA (6) POESÍA Y LIBERTAD (FRAGMENTO) CESARE PAVESE



POESIA Y LIBERTAD* (FRAGMENTO)

CESARE PAVESE


El pionero y el epígono: el primero inventa, comprende y sigue adelante; el segundo, impulsado por la evidente y ambigua fascinación de la tierra desconocida hasta ayer, vuelve a ella y se detiene, construye su casita, planta los árboles frutales y, guarda sus provisiones.

A veces se queda allí toda la vida, rodeado del respeto y el aplauso de los demás, sin darse cuenta de que a sus provisiones les falta el gusto de la tierra, del agua y del cielo. Es un literato. Casi siempre lo sabe y se enorgullece de ello. Es mejor así, por otra parte, que se desesperase de sí mismo; el literato que desespera de sí, es decir, que empieza a lamentarse, no se convierte en poeta, sino en un literato peor de lo que era.

El poeta —decimos— inventa, comprende y sigue adelante. Pero ni siquiera él puede tomar las cosas en broma. A cada paso de su trabajo, de su conquista, lo espera el peligro de la Capua literaria.

 Uno siempre puede hacerse epígono de sí mismo: ceder a la tentación de detenerse más de lo debido, para explorar la región ya conocida y conquistada. Y lo trágico es esto: que mientras a un literato no le hace falta ser más que literato, un poeta debe ser también literato (es decir culto, según su tiempo) y dominar con mano segura este enredo de costumbres y complacencias que es su literatura. Su camino es el que siguen las almas sobre el puente del Paraíso: un filo de navaja, o si se quiere, una baba del diablo.