viernes, 27 de mayo de 2016

LIBROS RECOMENDADOS. CHANTAL MAILLARD. "LA HERIDA EN LA LENGUA"




LIBROS RECOMENDADOS: “LA HERIDA EN LA LENGUA”. CHANTAL MAILLARD.

TUSQUETS EDITORES.
Marzo, 2015

El poemario se divide en tres partes: “La herida en la lengua”, “Sidermitas” y “Balbuceos”, esta última parte escrita en prosa.

Continuando en su línea de desposesión, desmembramiento, descomposición, la autora nos propone un recorrido inquietante en el que asistimos, a través de poemas que son  en muchos casos pinceladas, esbozos, alumbramientos, a la atomización del propio yo para vagar fuera del tiempo.

Descuidado de sí
por un instante
el yo
rodando va que mengua
hacia su centro…

Lengua herida en un doble sentido: elemento físico, músculo, y lengua como código impuesto, mensaje cifrado, orden lógico. La sustitución de la razón por el instinto, la acechanza, la intuición; enfrentados a la caída en el abismo, atomizados, fuera de la conciencia del yo.

Abrázame le digo dice
ella
pero no hay otro
movimiento que el de la caída
y me pregunto cómo
si ella más abajo
o si yo más arriba
o su brazo y no hay tiempo
salvo para caer…

Exposición al sobresalto, la náusea, arriesgándose al choque, al golpe, sin la razón como guía.
Ah, y también la náusea.
Al abrir los ojos
                            cada mañana
la náusea
y la marca del miedo
subiendo entre los juncos.

Latir en un estado de inconsciencia, antes de la palabra y la escritura, un estado de inocencia, sin culpas, sin dolor, sin violencia…

Dormir
como
hacia el origen
antes de la escritura
antes de la palabra…

Destello, un apunte apenas, instinto, susurro, acecho:

Presa la escritura.       Libre
sólo
para el destello.

             Al acecho. Entre las cuerdas.
Susurrando

Aperturas, rendijas, lugares para escapar, para evitar la caída, para “salvarse”:

Ventanas
                para la mano trémula
                 para la boca áspera y el
                 espíritu en fuga.

Y llegamos a la segunda parte del poemario: “Sidermitas”. La voz se multiplica, el origen, antes de todo, antes del lenguaje, antes de la contaminación.

Entonces
una chispa un
ardor un nuevo impulso y
luego la caída y

un tumulto de voces  ecos
de inalcanzables proporciones

Soportar, arder, mantenerse, resistir:

Arde pequeña sidermita.
Las fibras cristalizan cuando el fuego las alcanza…

La herida en la lengua, nuestra herida, la herida de todos:

Éramos diez
o veinte
o ciento veinte-es difícil contar
con la sangre en los ojos-

Antes de la imposición, del sometimiento, de la norma,…

Cuídate, sidermita, de la estirpe del
hombre. Desprovistos de instinto
transforman en creencia lo que la
lengua dicta.

¿Cómo evitar lo inevitable? ¿Cómo librarse del yugo?

Haz un nudo en la carne/Haz
un nudo-universo
sobre el miedo…
¡Suéltala, sidermita! Suelta
la cuerda…

“Balbuceos” es la llegada a la última parte del poemario. Cuando ya no hay palabras, cuando ya el horror ha sobrepasado los límites del asombro. Entonces, sólo el balbuceo es posible, sólo la insinuación, sólo la mueca ante la violencia de los hechos. La lengua herida, manipulada, neutralizada, falseada. La herida de toda la especie.

….Para sobrevivir, cualquier animal embiste las paredes de su celda, atraviesa continentes, camina hasta extenuarse…Ninguno, sin embargo, esclaviza a otro por provecho o diversión, ninguno encarcela a otro para contemplar las piruetas que da, tratando de hallar salida…La crueldad es moral, y la moral es humana. La estupidez también.

Un libro excelente. Una muestra más de la maestría y sabiduría alcanzadas por la poeta.

Entrevistas a la autora sobre su obra en general y ésta en particular.




GRANDES POETAS (2) RAFAEL CADENAS.




RAFAEL CADENAS. VENEZUELA, 1930





ARS POÉTICA

Que cada palabra lleve lo que dice.
Que sea como el temblor que la sostiene.
Que se mantenga como un latido.

No he de proferir adornada falsedad ni poner tinta dudosa ni añadir
brillos a lo que es.
Esto me obliga a oírme. Pero estamos aquí para decir verdad.
Seamos reales.
Quiero exactitudes aterradoras.
Tiemblo cuando creo que me falsifico. Debo llevar en peso mis
palabras. Me poseen tanto como yo a ellas.

Si no veo bien, dime tú, tú que me conoces, mi mentira, señálame
la impostura, restriégame la estafa. Te lo agradeceré, en serio.
Enloquezco por corresponderme.
Sé mi ojo, espérame en la noche y divísame, escrútame, sacúdeme.

(De Intemperie, 1977)


Para leer más:


http://www.rafaelcadenas.org/