LECTURAS RECOMENDADAS: EL MALOGRADO. THOMAS BERNHARD.
EDITORIAL: ALFAGUARA
TRADUCCIÓN: MIGUEL SÁENZ
MADRID, 2014.
“EL SÍNDROME DE SALIERI”
¿Qué es lo que lleva a un artista notable a poner un punto y
final a su vocación cuando descubre que otro artista tiene un don que lo
convierte en insuperable?
¿Por qué no nos es posible aceptar, sin traumas, que aun
siendo nuestro trabajo, nuestro arte, digno y sobresaliente, puede haber otros
que lo ejecuten de un modo superlativo?
¿Cómo explicar, al igual que
ocurre con Antonio Salieri en la película “Amadeus”, que alguien pueda pasar el
resto de su vida obsesionado por la presencia, real o virtual, de ese otro
cuyas destrezas artísticas nunca podremos alcanzar?
Estas son algunas de las interrogantes que nos suscita la
lectura de “El malogrado” de Thomas Bernhard.
Tres aspirantes a pianistas
virtuosos (el propio narrador, Wertheimer y Glenn Gloud), coinciden en un curso impartido por un
reputado maestro y pronto descubren que uno de ellos, Glenn Gould, tiene un don
especial para tocar el piano que pone en evidencia los límites de los otros
dos. Se hacen amigos y a la vez se plantea entre ellos una extraña relación en
la que uno de ellos, Glenn Gould, acaba retirándose de toda actividad pública y
se dedica a perfeccionar obsesivamente su arte; Whertheimer se refugia en las
ciencias del espíritu y el narrador en la filosofía.
…Hubiera tenido que
tocar mejor que Glenn, pero eso no era posible, quedaba excluido, y por
consiguiente renuncié en un momento a tocar el piano…
Con un estilo puntilloso, y
reiterativo, el autor narra el acontecer de los tres amigos hasta que uno de
ellos, Wherteimer, acaba suicidándose cerca de donde vive su hermana que lo ha
abandonado para casarse con un millonario.
A la obsesión que los persigue tras el fracaso en su
vocación inicial, se une la obsesión del narrador por desligarse de cualquier
sentimiento de culpa en relación con el suicidio de su amigo, y a la no menos
abrumadora obsesión por escribir un libro sobre Glenn Gould.
…Whertemimer tuvo que
matarse, me dije, no tenía ya futuro. Había vivido hasta el final, había
existido por completo…
¿Es posible evitar el suicidio de
alguien que parece determinado a llevarlo a cabo en cualquier momento? ¿Es
posible la amistad entre dos personas cuando una, en este caso Wherteimer,
impone siempre su infelicidad como tema único de conversación y “obliga” al
amigo a seguir sus pautas?
Wherteimer probablemente había sido en
realidad feliz, porque tenía continuamente conciencia de su infelicidad, podía
alegrarse de su infelicidad. El pensamiento no me pareció de pronto absurdo en
absoluto…
¿Tiene sentido tanta obcecación con el trabajo creativo
cuando al fin y a la postre todo será pasto del olvido? ¿Tiene sentido tanta
grandeza de pensamiento? ¿Tiene sentido la propia vida?
Básicamente todos somos capaces de todo, y básicamente también
fracasamos en todo, decía, pensé…Estudiamos una obra inmensa, por ejemplo la
obra de Kant, y con el tiempo se reduce a la cabecita prusiano-oriental de Kant
y a un mundo totalmente vago de noche y niebla, que acaba en el mismo desamparo
que todos los demás.