viernes, 11 de noviembre de 2016

TRAS LA PRESENTACIÓN DE "ENTRELAZAMIENTOS" DE LUIS JUNCO

Este pasado jueves se presentó en el Ámbito cultural de El Corte Inglés de Las Palmas la novela Entrelazamientos, de Luis Junco. El acto consistió en un diálogo del autor con los escritores Santiago Gil y Pepe Junco, y como telón de fondo una proyección de imágenes e ideas que tenían que ver con la novela.
Como resumen, intentamos recoger algunas de las preguntas y respuestas de ese diálogo, que creemos de interés, tanto para acercarse al libro como para aquellas personas que ya lo han leído.

1. ¿Puedes decirle a la gente que aún no ha leído la novela "de qué va"?

Pues de una manera muy resumida y tratando de no desentrañar mucho la trama, diríamos que todo parte de una anécdota de la infancia. Cuando éramos niños, en nuestra casa de Triana, en Las Palmas, los domingos nos visitaba un fantasma. No sabíamos quién fuera, pero creíamos que tenía que ver con los antiguos propietarios de la casa, los marqueses de La Quinta Roja. Cincuenta años más tarde, en una visita a la Casa de los Coroneles, en Fuerteventura, casualmente volví a tropezarme con ese fantasma, y al querer reconstruir la historia, me di cuenta de que no había una sola historia, sino muchas entrelazadas, cuyo conjunto daba un sentido más profundo a todo. La narración de esa trama, y la investigación y búsqueda que supuso, constituyen la novela.

2. En la estructura de la novela, distinguimos dos partes bien diferenciadas. Una primera en la que narras esas diferentes historias que confluyen en la historia inicial, la del fantasma.  Pero en la segunda parte todo tu esfuerzo se centra en el propio proceso de búsqueda o investigación  ¿Hay en tu opinión similitudes en el método de investigación científica y el método de la creación literaria? Y por otra parte, ¿qué te lleva a incluirlo como parte de la novela?

Sí, hay similitudes, y no solo en la parte de investigación, sino en todo el proceso. Para empezar, tanto el científico como el literato empiezan igual: con una situación conflictiva. Un problema, que diría un científico; un choque emocional, que diría un poeta o un novelista. Y a partir de ahí se produce el proceso de búsqueda o investigación que comentas, en el que distingo dos fases: una, consciente y controlable, en la que con los datos que aporta el problema uno trata de encajarlos en una estructura (teoría explicativa, novela, poema…); otra, subterránea, subconsciente, en la que muchos circuitos mentales tratan de hacer lo mismo pero sin el pleno control del autor. Es quizás la fase más importante y más intensa. Y cuando al final se llega a una solución –teoría, novela, poema- ambas ramas, ciencias y literatura, lo explicitan de forma muy similar. El literato utilizando un lenguaje especial, el lenguaje poético. Mientras el científico utiliza otro lenguaje, casi siempre el de las matemáticas.
La diferencia más apreciable entre ciencias y literatura aparece a la hora de comprobar si lo que se ha hecho es bueno. Para el literato aún no hay una prueba definitiva. Para el científico, sí, al contrastar su teoría con la realidad a través de un experimento.
Podríamos decir que la primera parte de mi novela es el producto acabado de los dos procesos de investigación que he citado: la explicitación del puzle en lenguaje poético. La segunda, sin embargo, quiere expresar cómo se construye el puzle, tanto en los procesos consciente como subconsciente.

3. ¿Qué de ficción y realidad hay en la novela? ¿Cómo casan  estos dos registros? ¿Y cómo lo local y lo universal?

Según lo que habitualmente se entiende por realidad y ficción, lo que se narra en la novela es casi todo real. Cuando no existían los datos necesarios, utilicé la imaginación. Pero creo que lo relevante no es si es ficción o realidad lo que ahí se narra, sino si para el lector resulta verosímil. Es decir, si al leer se llega a la conclusión de que lo que allí se narra pudo ocurrir o puede ocurrir.
Y con respecto a lo local y lo universal, es algo que alguna vez ya he dicho. Para mí, la cultura (y la literatura) es algo casi biológico. Y de la misma manera que durante millones de años la selección natural nos dotó de unos instrumentos biológicos para sobrevivir en un medio determinado, lo mismo hizo la mente con la cultura. Ésta, en realidad, también nos ayuda a vivir en un medio determinado. Mientras los grupos humanos permanecieron aislados, el carácter local de la cultura tuvo todo su sentido, estaba muy adaptada al medio concreto. Pero cuando los grupos humanos se comunicaron, el carácter local necesariamente se fue disolviendo. Tengo para mí que en una época de globalización como ésta, aferrarse al carácter local de forma casi fundamentalista es un error.
Y lo universal lo entiendo como virtud de lo que se hace, en literatura o en ciencias. Casi todo lo que se crea en literatura, por ejemplo, nace de un elemento local. Un ejemplo es mi novela, que comienza basado en una anécdota parroquial. Pero si el resultado es suficientemente bueno, el carácter universal es una consecuencia. Pongo siempre el ejemplo de las matemáticas. Hace 20 mil años, un grupo de cazadores y recolectores, que también acarreaban ganado, tuvieron la necesidad de controlar el ganado que llevaban. Inventaron uno símbolos de carácter numérico, que se ingeniaron para sumar, restar, multiplicar. Resolvieron un problema local, pero el invento era tan bueno, que de inmediato se convirtió en universal. Hoy con aquel invento somos capaces de enviar una nave a Marte o indagar sobre la existencia de universos paralelos al nuestro.


4. Me gustaría saber qué importancia tiene el humor en tu obra. En esta novela hay pasajes en los que el humor no sólo es recurso ocasional sino que adquiere carácter de esperpento. Por ejemplo hay una parte, en mi opinión magistral, en la que recreas  una batalla que tuvo lugar en 1740 en Tamasite entre corsarios ingleses y nativos de Fuerteventura que se les enfrentan.

Entiendo que en ocasiones ciertos elementos de nuestra cultura, como la sacralidad, la honorabilidad, el patriotismo, etc., oscurecen algunos asuntos humanos y los desfiguran. El humor es entonces un buen bisturí, con el que puede cortarse esa pátina cultural y restablecer lo más humano de esos acontecimientos.  Eso intenté con ese episodio al que te refieres y que a lo largo de los años, en mi opinión, se ha teñido de patrioterismo e inclinado la balanza hacia uno solo de los bandos. Pero también lo hice al principio de la novela, con parecida intención. La sacralidad que envuelve lo científico, ese temor casi reverencial con el que mucha gente se acerca a los temas de la ciencia, me parece en parte responsable de la brecha que aún existe entre las ciencias y las humanidades. Ese primer capítulo dedicado a la ciencia lo he narrado con un desenfado y humor que pretende hacer esos temas más asequibles al lector. Y por último, también utilicé el humor al final de la novela. El legado de la marquesa de La Quinta Roja, doña Sebastiana del Castillo y Manrique de Lara, fue quizás uno de los más importantes de esa época y dio lugar a muchas intrigas, pasiones y luchas de todo tipo. Narrar la suerte de una parte de esa herencia en tonos kafkianos me pareció la mejor metáfora del sinsentido de todo aquello.

5. En Entrelazamientos rompes con la concepción lineal de la trama, los tiempos se entremezclan y obviamente también los espacios. ¿Es producto de una evolución en tu técnica narrativa? ¿Crees como Bolaño y otros autores que la novela con una trama lineal ya está agotada… Bolaño plantea que desde la Invención de Morel de Bioy Casares ese tipo de novelas ya no tiene sentido. ¿Estás de acuerdo con esa afirmación?

No ha sido una decisión hecha de antemano o resultado de una reflexión previa sobre cuál debiera ser la técnica narrativa a emplear. Más bien me parece que ha sido resultado de mi manera actual de entender la realidad física: algo multiversal, que el destino de una partícula material es el resultado de considerar todas las historias posibles de esa partícula, que decía Richard Feynman… Creo que esa concepción subyacente me llevó a abordar la novela de esta manera. Por otra parte, no estoy muy de acuerdo con esa idea de que la trama lineal, simétrica, cerrada, esté agotada. Yo creo que seguirá dando frutos tan buenos como los que ha dado hasta ahora.


7.  Escribes en la novela que lo que sea ficción o realidad te parece lo menos relevante y también que todas las narraciones son verdaderas, ¿qué líneas crees que separa, si hay algo que las separe, la ficción de la realidad, no solo en esta novela, en el día a día, desde que se empezaron a contar historias en las cuevas?

Para empezar habría que hacer notar que habitualmente utilizamos los conceptos “ficción” y “realidad” de manera errónea. Si lo pensamos un poco, eso que llamamos realidad es una ficción: una imagen de realidad virtual muy sofisticada y muy eficaz generada por nuestros cerebros a partir de los datos que le proporcionan los sentidos. Y hasta nuestra concepción del tiempo es falsa. Vivimos con datos del pasado y erróneamente lo atribuimos a lo que está ocurriendo ahora mismo. El sol puede haberse acabado en este momento y nosotros no nos enteraremos hasta dentro de ocho minutos, cuando todas las señales de esa catástrofe, que viajan a la velocidad de la luz, lleguen a nosotros. Y qué decir de estrellas o galaxias mucho más lejanas. Muchas de ellas ya no existen a pesar de que su luz siga llegando a nosotros. Como antes ya se apunté, lo relevante en literatura es si lo que se escribe resulta verosímil, paso previo a la otra gran virtud que me parece debe tener toda buena literatura: la capacidad de conmover.

8. “Para sentir y concebir la belleza es necesario la ruptura”. ¿Podrías hablarnos de esas rupturas, a qué te refieres exactamente?

No es una idea mía eso de que seguramente mucho de lo que entendemos por belleza tiene que ver con rupturas de simetrías. Hay muchos ejemplos en el arte. Yo aludo en la novela a la sonrisa de la Gioconda, y sin ser un experto en música, es bastante evidente que buena parte de las bondades de las composiciones de Beethoven tienen que ver con constantes rupturas de simetrías (armonías). Tal vez el mejor ejemplo son sus cuartetos. En esta novela dedico buena parte del capítulo tres y mi visita a la Casa de los Coroneles a esta idea.

Y como creo que todo lo que creamos y apreciamos en el arte es reflejo de nuestra naturaleza física más remota, conjeturo que tal vez ese aprecio a la ruptura de las simetrías tiene que ver con que nosotros mismos somos el resultado de una ruptura de simetría primordial. Este universo comenzó hace más de trece mil millones de años de una semilla supersimétrica, a una temperatura altísima. Pero cuando esa temperatura comenzó a descender, se rompió la simetría en otras simetrías (como la rotura de un espejo) de menor rango. Aparecieron las cuatro fuerzas elementales que conocemos, la llamada energía oscura (un 70% de todo lo que hay), la materia oscura (un 25% de todo), y la materia que conocemos (5%), de la que un 0,5% constituyen los elementos químicos que constituyen la vida. Nosotros, pues, nuestras cuerpos, las ideas y creaciones de nuestras mentes, somos el resultado de una ruptura de simetría.