domingo, 5 de marzo de 2017

LECTURA RECOMENDADA: MAC Y SU CONTRATIEMPO. ENRIQUE VILA-MATAS.

MAC Y SU CONTRATIEMPO


ENRIQUE VILA-MATAS


Editorial: Seix Barral. Barcelona, 2017



EL INELUDIBLE PESO DE LA TRADICIÓN


Ese lado atractivo de la repetición lo vio Kierkegaard cuando dijo que ésta y el recuerdo eran el mismo movimiento, pero que en sentidos opuestos, “ya que aquello que se recuerda se repite retrocediendo, mientras que la repetición propiamente dicha se recuerda avanzando. Por eso la repetición, si es que ésta es posible, hace feliz al hombre, mientras que el recuerdo lo hace desgraciado”.

Decía Borges que “la originalidad es imposible. Uno puede variar muy ligeramente el pasado, cada escritor puede tener una nueva entonación, un nuevo matiz, pero nada más. Quizá cada generación esté escribiendo el mismo poema, volviendo a contar el mismo cuento, pero con una pequeña y preciosa diferencia: de entonación, de voz y basta con eso”

El peso de la tradición resulta ineludible y la pretendida novedad se circunscribe a pequeñas variaciones o ligeras modificaciones de algo que ya ha sido expresado. Mac, “el modificador” como el mismo de identifica, parece tener clara esta idea y, una vez perdido su trabajo a consecuencia de la crisis económica reciente, ve la oportunidad de “escribir para saber lo que escribiría si escribiera”.

Se propone reescribir modificando la obra de un famoso escritor, vecino suyo, al que ha oído comentar que su novela “Walter y su contratiempo”, de la que parece renegar, es en realidad un pecado de juventud. Mac, lector impenitente, tiene la intención de reescribirla sin que su vecino se entere, y a tal efecto decide que la mejor manera de aproximarse a su objetivo es la de empezar escribiendo un diario como ejercicio previo que le permitirá más tarde abordar la tarea que se propone.

En clave metaliteraria, Enrique Vila-Matas aborda, con cierta ironía, el tema de los autores desaforados por querer ser originales, rupturistas, innovadores, rompiendo con las formas ya establecidas y consagrarse gracias “al genio” que les procura ser únicos y novedosos.  Una sutil reflexión que nos enfrenta al hecho de la imposibilidad de renunciar a todo lo bueno que ya ha sido escrito. Por eso, Mac es fundamentalmente un lector cuya única pretensión es la de realizarse anónimamente sin que los demás conozcan el resultado de su trabajo:

…pero esa felicidad no es algo que esté deseando que perciban los demás. No me gusta ningún tipo de ostentación. En mí siempre ha habido una necesidad de pasar lo más inadvertido posible. Y de ahí mi tendencia, siempre que es posible, a ocultarme.

El placer de escribir, esa posibilidad, esa expectativa de descubrir y descubrirse creando. Esa tentación, demorada en el tiempo, que ahora parece, por las circunstancias del narrador, que va a poder plasmarse en la realidad:

A veces me digo que me salvé de un gran infortunio cuando, ya desde tan joven, se fue todo conjurando para que no tuviera ni un minuto para comprobar que escribir es dejar de escribir…disfrutar del maravilloso espíritu del principiante del que tanto me regocijo en este preciso-más que exacto- momento.

La literatura como motor de la propia vida, no divorciada de ella. El impacto que ciertas lecturas (Mac muestra sus preferencias por el cuento o el relato por considerar que es ahí donde la intensidad de lo narrado se manifiesta más directamente) pueden provocar en nuestra vida. La lectura que nos descubre aspectos de nuestra propia personalidad que permanecían ocultos y la escritura que nos lleva a indagar, observar, interactuar con los otros y puede, como es el caso de Mac, cambiar el rumbo de la propia existencia.

Porque otro de los puntos fuertes de este trabajo es el del protagonismo que se le da al lector. A lo largo de la relectura de los distintos capítulos de Walter y su contratiempo, Mac (¿o cabría decir Enrique Vila-Matas?) hace gala de todo su bagaje lector aludiendo a autores tanto clásicos como actuales que sirven a la vez como guía sugerente de posibles lecturas a realizar: Cheever, Samanta Schweblin, Djuna Barnes, Borges, Hemingway, Carver, W. Foster Wallace, Bolaño, Piglia, Malamud, Schwob, Rhyes, Poe, Chesterton, George Perec, y otros muchos que asumirán un protagonismo más o menos relevante a lo largo del desarrollo de la trama.

En El Coyote, (un barrio Barcelona que ha adoptado este nombre como homenaje a aquel incansable escritor de novelas del oeste que tanto influyó en nuestras primeras incursiones lectoras allá por la adolescencia: José Mallorquí Figuerola), Mac emprende el largo proceso de relectura y reescritura de “Walter y su contratiempo”. Empresa esta que lo llevará al encuentro de ese lugar en el que se cuenta que nació la literatura oral y en el que la gente se sienta a escuchar historias narradas por distintos personajes que repiten y mezclan aspectos de su vida con otras historias en una suerte de comunión directa que da su auténtico sentido a la literatura: el arte de contar historias embelesando a los potenciales oyentes. Haciéndoles copartícipes de las historias que están oyendo, haciéndoles sentir emociones de todo tipo, haciéndolos más humanos.