OBSERVACIONES PARA CUANDO SE EMPIEZA A ESCRIBIR UN POEMA.
Cuando se empieza a escribir un poema
conviene dejar claro, ya en las primeras líneas,
su identidad, su nombre, el iris de sus ojos,
sus gustos, sus costumbres, el estado civil.
Pudiera suceder, eso el poeta lo ignora,
que esté ululando el viento y abierta la ventana
y cuando el viento ulula algunas veces
se torna vendaval y no es extraño
que el poema a medio hacer, desprevenido,
salga disparado en cualquier dirección.
Pudiera ser que acabe en un país extranjero
de esos ricos del norte donde hablan un lenguaje
que el poema no es capaz de entender.
Y le pidan papeles y le miren los ojos
y resulte que no esté todavía señalado el iris
y lo lleven si más a la frontera
y el poema se incomode y allí sin más
un vigilante adiestrado coja y le pegue un tiro.
Pudiera suceder que entonces no haya pistas
que apunten a una
muchacha inquieta
de ojos claros que asoma
porque es un poco tarde y el viento ulula
y cuando el viento ulula algunas veces
se torna un vendaval impredecible.
se torna un vendaval impredecible.
En estos tiempos cuando uno empieza
a escribir un poema conviene que ya desde el principio
queden claros sus gustos y costumbres.
Para que si sucede que en un país extranjero
lo acosan y persiguen, no resulte tan fácil,
y la muchacha no tenga que andar ovillándose
porque viene la noche
y mira y de él ni rastro.
Imagen: Joan Miró.
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