NO DIGAS QUE FUE UN SUEÑO...
lunes, 8 de septiembre de 2025
martes, 9 de noviembre de 2021
ALGUNAS CONSIDERACIONES ACERCA DE
“ESTE COSMOS DE RAÍCES” DE PABLO SERGIO ALEMÁN FALCÓN.
Con “Este cosmos de raíces”, la
expresión de un trance que el autor experimenta al observar las esculturas
talladas en madera del escultor ecuatoguineano Fernando Nguema Medja, Pablo
Sergio Alemán continúa un proceso creativo cuyo origen se remonta al año 2015
con el poemario “Madera y metal”, curiosamente o quizá no tanto, estos dos
elementos, la madera y el metal, serán materia prima de “Este cosmos de raíces”
como símbolos de naturaleza virgen en la que el ser funde con naturalidad en
perfecta comunión y de especulación,
expolio, devastación y desarraigo en el caso del metal representado por las
excavadoras.
Un trance plasmado poéticamente por un autor con más recursos, más dominio técnico, más seguro y más capaz de establecer transacciones cuya complejidad no dificulta la percepción por el lector de un apasionante recorrido desde los orígenes: plenos, pletóricos, potenciadores de vida y creatividad hasta la recuperación, a través de la escritura, del espíritu de los mismos, tras la frustración que se experimenta frente a la especulación con la consiguiente devastación del paisaje.
En nueve
secciones en las que se combinan los endecasílabos con octosílabos y otros
versos de arte menor, Pablo Alemán da muestras de un sólido dominio técnico,
una amplia gama de recursos que se ponen en juego y, no menos importante, una
enorme sensibilidad que le permite transmitirnos la sensación de no saber si
quien “está hablando” es el autor en trance o si ese mismo trance lo ha llevado
a con-fundirse con el autor de las esculturas de madera, Fernando Nguema, que
en una entrevista al Diario.es declaraba: “Para buscar las maderas hay que ir a
la selva. En la selva las maderas tienen formas. Representan gentes de otro
mundo que no vemos (…) Miro así y digo: este es el título de la obra, por la
forma que tiene. Me meto en la selva y veo esas cosas”.
Como
muestra dejo este poema en el que, en mi opinión, se produce esa fusión, ese
mestizaje, esa suerte de “sincretismo”.
III
A Óscar
María Alemán Falcón,
quien más
pregunta por su ausencia.
“No. Un
padre no es mano
ni es
palabra
ni es
ojo”.
Manuel Padorno.
Ya no está Padre;
se lo llevaron a machetazo,
a machetazo etílico.
Todos preguntan,
pero Padre ya no está
y solo queda su hueco
en medio del poblado
con sus raíces
y unas cuantas hojas
para algún baile de la tarde.
A veces,
en otras fincas busco
su rostro,
el chorro de la savia roja
y el rico sabor de los frutos,
pero ya no está Padre
ni horadando la tierra
ni alabeando raíces
(que Padre ya no está).
Y preguntan por él,
pero ni yo sé qué es un machete,
ni una hendidura,
ni el grito silencioso,
ni el verso serpiente.
En verdad,
nunca supe de Padre,
de su aspecto,
de sus viajes desconocidos,
del vacío que dejó
en la tierra.
En verdad,
solo me valía la sombra
reposada del viento.
Pero Padre ya no está,
ya no está,
no está,
no;
y tú, Madre,
no me podrás decir
adónde se lo llevaron
para poder dormir en el hueco
de sus zapatos en ausencia.
NOTAS SOBRE
“MÚSICA PARA UN ARJÉ” DE ANTONIO ARROYO SILVA
Antonio Arroyo es un poeta de largo
recorrido con un importante número de publicaciones y varios reconocimientos
entre los que destaca el Premio Hispanoamericano de Poesía “Juan Ramón Jiménez”
2018, por su poemario “Las horas muertas”.
Es también un poeta de muchos recursos que
ha ido ampliando y puliendo a lo largo de su proceso creativo y que se muestran
con rotundidad en “Música para un arjé”.
Ilustrativa y significativa la ilustración
de portada con el cuadro de Guiseppe Acimboldo, que ya “dice” del sentido del
poemario.
Un poemario dividido en siete secciones en
las que la música sirve de pretexto para, como se comenta en la contraportada
del libro, intentar crear una “sinfonía” nacida de la idea de que a través de
la armonización y cohesión de elementos imperfectos se puede crear una excelsa
sinfonía.
El arjé es, como se sabe, un término que
alude al origen del mundo sobre el que se manifestaron los filósofos de la
antigua Grecia y en el que el agua, el aire, la tierra y el fuego son los
elementos que suscitan las diversas interpretaciones.
El autor, haciendo uso de la música como
elemento cohesionador y marcando una distancia crítica que le permite acercarse
o aproximarse según dónde se pretenda poner el énfasis, busca esa unidad de lo
diverso con un ritmo en el que se combinan los versos de arte mayor con otros de
arte menor y, sobre todo, el ritmo que impone la propia respiración y que se va
acompasando de acuerdo con las exigencias de las distintas partes de la
sinfonía que se está “componiendo”.
El uso reiterado del encabalgamiento y la
analogía son algunas de las características que definen el modo de hacer del
autor.
Lo popular y lo clásico, lo simple y lo
complejo, lo perfecto y lo imperfecto, son el envés y el revés de una misma
realidad en la que estamos inmersos.
La “audición” de esta sinfonía procurará
sin duda al lector dos elementos esenciales: goce estético y desentrañamiento
de lo que estando aparentemente aislado forma parte de un mismo conjunto.
Añadimos un poema de la sección “Lied del
aire” que, como suele ocurrir, dice más de lo que nosotros podemos apuntar
aquí. Porque es ahí, en el poema donde, en mi opinión, mejor se define la
poesía.
VI
Fúmate el aire, entenderás,
entonces, que mi sino no es jugar
con las palabras mientras me respiras
y toses al vacío de la página.
El agua te sosiegue en la conquista,
te dé la mano y acoja en el sosiego
la última bocanada de mí
que inhales. No somos aire,
somos el humo
que a la muerte sisamos.
viernes, 17 de julio de 2020
COMENTARIO DE LA PROFESORA LUCÍA AMBROGIO ACERCA DE “VOCES”
jueves, 10 de octubre de 2019
ALGUNOS POEMAS DE “LA MUJER DE LAVA”. EDICIONES LA DISCRETA, 2016.
viernes, 4 de octubre de 2019
OPINIONES CRÍTICAS. JUAN JOSÉ SAER: POSMODERNOS Y AFINES.
martes, 7 de mayo de 2019
NOTAS SOBRE "LA FIESTA DEL TEDIO" DE ELISA RODRÍGUEZ COURT.
NOTAS SOBRE “LA FIESTA DEL TEDIO” DE ELISA RODRÍGUEZ COURT.