viernes, 28 de septiembre de 2018

GRANDES POEMAS (27) EL POEMA. LUIS FERIA.



















LUIS FERIA.1927-1998

EL POEMA

Si después de leerlo sientes sed
es que el discurso es fértil;
léelo aún, y más: la sed engendra sed.
Qué error el del saciado;
no conoce la sed de la sed que no acaba.

Del libro: Cuchillo casi flor. Ed. Pre-Textos, Valencia.

martes, 25 de septiembre de 2018

GRANDES POEMAS (26) HOKUSAI, EL VIEJO MAESTRO, QUE PINTÓ UNA OLA...JAN ERIK VOLD.


JAN ERIK VOLD. NORUEGA, 1939.

HOKUSAI, EL VIEJO MAESTRO, QUE PINTÓ UNA OLA COMO NADIE HABÍA PINTADO UNA OLA ANTES QUE ÉL.


 Hokusai
llegó
casi a los 90. Cuando tenía 75
años, dijo
de sus cuadros: Empecé a dibujar
cosas cuando tenía
6 años. Todo lo que conseguí hacer
antes de los 50, no vale
nada. Cuando llegué a los 70
aún no había hecho
nada
bueno. A los 73 años
empecé a comprender
las formas básicas
de animales y plantas.
Cuando llegue a los 80, habré
comprendido más, y cuando tenga 90
conoceré
los misterios del arte
hasta el fondo
—así es que cuando llegue a los 100
produciré
cosas elogiables. Para no hablar
de los años
siguientes.
Ahora lo esencial es
seguir en marcha.



lunes, 17 de septiembre de 2018

GRANDES POEMAS (25) UN HOMBRE ENTRA AL VAGÓN...BLANCA ELENA PANTIN.















BLANCA ELENA PANTIN. VENEZUELA, 1957


Un hombre entra al vagón con una lámpara abrazada
otro le cede el puesto
El hombre de la lámpara
se sienta y la abraza
Es una escena de una fragilidad delicada
no es común
en todo caso
que un hombre ceda a otro su lugar
para que otro cuide lo que lleva en el regazo

Del libro: Diario de guerra. (2004)

miércoles, 5 de septiembre de 2018

GRANDES POEMAS (24) CUARENTENA. EAVAN BOLAND.

















EAVAN BOLAND- IRLANDA. 1944

CUARENTENA

En la peor hora de la peor estación
del peor año de todo un pueblo
un hombre sale de su taller con su esposa,
él caminaba - ambos caminaban - hacia el norte.

Ella estaba enferma por la fiebre del hambre y no podía mantenerse en pie.
Él la levantó y se la echó a la espalda.
Él caminaba hacia el oeste, hacia el oeste y hacia el norte.
Hasta que al anochecer llegaron bajo las heladas estrellas.

Por la mañana fueron encontrados muertos.
De frío. De hambre. De las toxinas de toda una historia.
Pero los pies de ella se mantenían contra el pecho de él.
El último calor de su carne fue su último regalo para ella.

No dejes que ningún poema de amor llegue a este umbral.
No hay lugar aquí para la alabanza inexacta
de la gracia fácil y de la sensualidad del cuerpo.
Sólo hay tiempo para este despiadado inventario:

Su muerte juntos en el invierno de 1847.
También lo que sufrieron. Cómo vivieron.
Y qué hay entre un hombre y una mujer.
Y en qué oscuridad se puede demostrar mejor.



 QUARANTINE

In the worst hour of the worst season
of the worst year of a whole people
a man set out from the workhouse with his wife.
He was walking – they were both walking – north.

She was sick with famine fever and could not keep up.
He lifted her and put her on his back.
He walked like that west and west and north.
Until at nightfall under freezing stars they arrived.

In the morning they were both found dead.
Of cold. Of hunger. Of the toxins of a whole history.
But her feet were held against his breastbone.
The last heat of his flesh was his last gift to her.

Let no love poem ever come to this threshold.
There is no place here for the inexact
praise of the easy graces and sensuality of the body.
There is only time for this merciless inventory:

Their death together in the winter of 1847.
Also what they suffered. How they lived.
And what there is between a man and woman.
And in which darkness it can best be proved.