ALONSO QUESADA (1886-1925)
VUELVE A VER A SU AMIGO EL MAR
Hermano mar, he vuelto… ¡Tantos días
de soledad en el hogar enfermo!
¡Qué lentitud la de las horas! Este
reloj del comedor ¡tan viejo! Apenas
andaba, y luego el vaso del remedio
sobre la mesa sin vaciarse nunca…
Y ante nosotros el ropero obscuro,
donde guardamos nuestra pobre veste,
era, a la media noche, como un trasgo
que aguardaba un instante decisivo…
¿Cómo estará mi mar?… Y tus rumores
llegaron a mi lecho suplicantes,
y el infinito de tu azul sonoro
tenaz me reclamó… ¡Mas no podía,
que el corazón andaba por senderos
remotos, en un viaje aventurado,
y tuve miedo, hermano mar, de hallarme
cerca de la llanura subterránea!…
Mas hoy ya torno sin las fuerzas viejas,
único amigo, a confortar mi alma:
tú sabes que yo soy un pobre niño
de muy poca salud, y es necesario
que me prestes la ayuda de tus vientos
para llenar mi corazón vacío…
Hermano mar: tú cuidarás mi vida,
tú me devolverás la salud buena
y pondrás en mis ojos la luz fuerte
para los horizontes y los llanos…
Tú me darás del sol las fuentes rojas
en estas horas matinales, cuando
el viejo padre nos ofrece todo…
Y yo tendré la sangre primitiva…
Para saber más sobre el autor:
http://www.academiacanarialengua.org/archipielago/alonso-quesada/
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