viernes, 12 de mayo de 2017

LECTURAS RECOMENDADAS: LOS VERSOS PERDIDOS DEL CONTRAMAESTRE DEL ARCA. PEDRO FLORES.

LOS VERSO PERDIDOS DEL CONTRAMAESTRE DEL ARCA

AUTOR: PEDRO FLORES.

EDITORIAL: MACLEIN Y PARKER

MIRTO POESÍA. SEVILLA, 2017


EL DILUVIO Y LA DESOLACIÓN

Recién editada la espléndida antología “Salir Rana” en una cuidada selección del poeta Vicente Gallego, Pedro Flores vuelve a sorprendernos con la aún más reciente publicación de Los versos perdidos del contramaestre del arca.

La imagen bíblica del diluvio universal como sinónimo de deshumanización  y pérdida de la dignidad del hombre sometido  a un proceso de imposiciones que conduce a la desolación, a la uniformidad y domesticación como elementos de control que dificultan en gran medida vivir en plenitud ejerciendo libremente las capacidades inherentes a la especie:
Todas las bestias emparejadas, /todas las criaturas de dos en dos. /Pero tú y yo…qué lástima: yo/en la proa oteando el horizonte/ y tú en la popa mirando el desastre.

La ironía, ese recurso tan magistralmente utilizado por el autor, cada vez más sutil, cada vez más desgarradora, más incisiva e inquietante.

Ese “viaje” obligado bajo la lluvia intensa en el que el miedo, la zozobra, el horror, llevan a tomar conciencia del peligro que acecha, la ruptura del equilibrio, la posibilidad de la aniquilación.

Poemas que se suceden con las palabras precisas, sin adornos o metáforas más o menos artificiales, sin que uno tenga la impresión de que algo sobra o de que algo está siendo utilizado como parte de un juego poético. No hay juego, sino vivencia; no hay florituras sino sabia y precisa combinación de palabra, ritmo y tono.

Un “Ulises” que viaja sin la protección de los dioses, que experimenta la soledad y se ve impedido de vivir el amor porque su esencia ha sido desvirtuada por la reiteración de los hechos:
La leona y el león, /el perro y la perra, /…/Y yo sin ti bajo la lluvia.

Una cierta impotencia que conduce a la desolación y al llanto. La misma desolación que viven en estos tiempos tantos seres humanos que tratan de buscarse la vida viajando en sus “maltrechas arcas” con el temor de no saber si llegarán a tierra o “desaparecerán” entre las aguas oceánicas en el intento:
Fueron mis ojos/ ayudantes de la lluvia.

El amor como único posible antídoto a la despersonalización y la desesperanza:
Te buscaré/entre las ruinas del desastre, /miraré cara a cara a cada ahogada/hasta encontrar tus párpados azules/ y poblaremos el mundo/de quiméricos seres, / tu recuerdo y yo.

“El compromiso del contramaestre” que, contra la evidencia de los hechos, alberga sueños de otra vida posible. Pérdida y rebeldía, desolación y esperanza.


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