CARILDA OLIVER. CUBA. 1924
LA ROSA BLANCA
Vedla cómo sostiene esa hermosura
en maroma de luz sobre la rama;
apenas el temblor que hace una llama
cuando termina en humo su ternura.
Vedla con ese estilo de la dama
que ya no sueña pero en nieve dura;
de pétalos y albores amalgama,
de nube que bajó casi figura.
Vedla en su eternidad: pálida, sola.
Ya no sabemos si acabando empieza
a ser todo lo blanco que tremola.
Tal vez por no quitarse la corola
así quedó pasmada de pureza.
¡Ay, más que flor parece una tristeza!
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